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En la mitología griega, Nereo (en griego Νηρεύς o Νηρηος, «mojado o húmedo»)[1]era un antiguo y benévolo dios marino.[2]Se dice que era el mayor de los cinco póntidas, esto es, hijos de Ponto —el dios primordial del mar— a quienes engendró amancebado con Gea.[3][4][5]Los órficos dicen que era el más antiguo de los dioses del mar y que posee los fundamentos del propio elemento.[6]Lo cierto es que tenía poder sobre las olas de los mares pues se lo vincula con los remolinos que acaecen durante las tormentas.[7]Nereo es denominado, ya desde la épica arcaica, con el epíteto de "anciano del mar" (Γερων Ἁλιος; Gerôn Halios),[8][3]renombrado por ser un buen consejero de sabia palabras.[9]No en vano Pausanias nos dice que los giteatas —habitantes del pueblo laconio de Gito— adoran a Nereo tan solo con el nombre de Anciano y dicen además que vive en el mar. El mismo autor nos dice que Homero fue el primero que empleó este nombre en la Ilíada en palabras de Tetis.[10][11]La propia Tetis se enteró por su padre Nereo del decreto de las Moiras acerca de su hijo Aquiles: que una de dos cosas le había sido asignada, o una vida larga y sin gloria o bien volverse glorioso para morir prematuramente.[12]
Nereo era conocido por su veracidad y virtud, a saber:
En cuanto a su matrimonio y descendencia, la Teogonía nos dice que «adorables y divinas hijas nacieron en el mar estéril de Nereo y Doris de hermosos cabellos, hija de Océano».[13]Estas cincuenta ninfas del agua salada son conocidas, como es fama, como las nereidas.[4][14]Se dice que Poseidón era su yerno, pues estaba casado con Anfítrite, una de las nereidas.[15]Teonoé —hija de la nereida Psámate—, tenía el conocimiento divino de todas las cosas presentes y por venir, un don heredado de su abuelo Nereo.[16]Otro autor nos dice que Nereo y Doris también fueron padres, además de sus hijas, de un varón de atractiva belleza, Nerites, que terminó transformado en marisco.[17]Otra versión más nos dice que Nereo fue padre, sin especificar la consorte, de otro dios marino menor, en este caso Glauco.[18]O bien el propio Glauco no era hijo de Nereo pero sí un portavoz que transmitía las sabias palabras de Nereo.[19]
Autores tardíos imaginaron sus mansiones bajo las aguas del mar Egeo,[20][21]en una cueva oscura y plateada, acompañado siempre por sus hijas, que le entretenían con sus cantos y sus danzas.[11][22]Nereo era, al igual que muchas deidades marinas, hábil con el poder de cambiar de forma, comparado en habilidad con el propio Proteo.[23]Nereo también interviene en alguna de las hazañas del esforzado Heracles. Unos dicen que Heracles a través de Iliria se dirigió apresuradamente al río Erídano y llegó ante las ninfas, hijas de Zeus y Temis. Estas lo encaminaron a Nereo, a quien Heracles apresó mientras dormía y, aunque el dios adoptó toda clase de formas, lo ató y no lo soltó hasta que supo por él dónde se encontraban las Hespérides y sus manzanas.[24]Otros dicen que Heracles recibió la capa de oro de Helios, por la que viajaba por los mares, de manos del propio Nereo.[23]
Nereo era representado como un anciano llevando un bastón y acompañado de las nereidas. A veces se le mostraba con una cola de pez serpentino en lugar de piernas pero, a diferencia de los dioses con cola de pez Aqueloo y Tritón, Nereo siempre aparecía vestido con un quitón y llevando su bastón. Virgilio añadiría a estos atributos el tridente, identificándose así con el dios Neptuno, representación más tardía del mar.